Dicen que hay historias que se escriben con ‘F’…
Sí, la f de fe, la f de fidelidad, la f de fraternidad…
Y esta es una de ellas. Es la historia que ha imprimido Dios en el corazón de algunas personas en las que, sin merecerlo, se ha fijado, las ha escogido para sí, consagrándolas y haciéndolas suyas para siempre.
Es la historia que transcribe Dios con alguna criatura manteniéndose fiel a lo largo de los años a pesar de las flaquezas, recorriendo junto a ella un camino de fe aún en medio de los fallos humanos, despertándola cada día a encontrar el sentido de la fraternidad entre las falacias en que a veces nos movemos.
Descubrir este paso de Dios por mi vida (y también por la tuya) me estremece y lanza, como una flecha en manos de un experto arquero, a percibir las efes del proyecto de Dios para mí y a caminar con firmeza, fortaleza, franqueza…
Sentir que la historia de mi vida está deletreada partiendo de las efes de Dios me llena de gozo, y me urge a vivir en gratitud y gratuidad… (después de la f viene la g).
Gracias, Señor, por escribir a través de mí tu historia de amor… ¡Gracias!