Ante una mujer que nos aglutina y nos enseña a escribir nuestra historia femenina con dignidad, sólo cabe abrir el corazón a la esperanza en un mañana mejor, sonreír ante las adversidades y luchar porque nuestros sueños puedan ser realidad.
Ante Juana Condesa Lluch muchas de nosotras hemos empezado a vivir una etapa nueva de nuestra vida, descubriendo el sentido de la existencia en la entrega, la generosidad, el desprendimiento…
El lema de su vida: ‘Yo y todo lo mío para…’ orienta nuestra razón de ser como Esclavas de María Inmaculada, como trabajadoras y/o colaboradoras en su misión y apostolado, como residentes en cualquiera de sus casas … como miembros de una familia que tiene como objetivos dignificar y empoderar, instruir y formar, acompañar y evangelizar, a las mujeres en situación de vulnerabilidad, para que puedan ser protagonistas activas de su historia de vida.
Hoy queremos rendir homenaje a cada una de las mujeres que en estos momentos compartís nuestras vidas (trabajadoras, residentes, colaboradoras…) y nos ayudáis a escribir esta historia de vida, este poema de libertad, esta parábola del Evangelio.
Por cada una de vosotras, por todas nosotras, elevamos una plegaria y depositamos en el corazón de Juana María vuestros nombres, que ella nos ayude a hacer realidad nuestras esperanzas, sueños y proyectos y nos enseñe a vivir la vida en clave de amor.
¡Feliz Día de la Mujer!
Gracias por este regalo.
Y encantada de formar parte de esta familia.
Me siento orgullosa de ser mujer, de ser religiosa y de pertenecer a la Familia Carismática de Esclavas de María, cuyo origen fue la intuición de esa gran mujer Juana María, que descubrió la realidad de la mujer de su tiempo, un carisma que sigue siendo de gran actualidad