Venid a mí

abrazo A lo largo del día va resonando en mí una de las frases del Evangelio de hoy, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús: ‘Venid a mí todos los que estáis cansados…’
Quizás sea que el final de curso nos hace sentir esa necesidad de pararnos, de descansar, de hacer un alto en el camino.
Y, sí, es necesario. Es necesario pararnos, descansar, reponer fuerzas, energías… Pero descansar en Jesús, pararnos en El, reponer fuerzas en El, llenarnos de El.
En clave cristiana, de mujer consagrada, el descanso debe tener como centro a Jesús, no en vano su invitación: ‘Venid a mí los que estáis cansados…’
Porque, ¿dónde mejor que en El hallaremos el alivio de nuestras penas, el descanso de nuestras fatigas…? ¿Dónde mejor que en Jesús percibiremos que se restañan nuestras heridas, que sanan nuestras dolencias, que cicatrizan nuestras fracturas…? ¿Dónde mejor que en El encontraremos esa fuerza inspiradora para retomar con ánimo renovado, con impulso creativo, con vigor innovado, nuestra misión?
Nuestra misión, la misión de ser testigos de Jesús, de esparcir la semilla del Evangelio, de anunciar y hacer presente el Reino sólo puede partir de un lugar: del encuentro con Jesús. Nuestra misión se nutre del pan de la Palabra y la Eucaristía, del encuentro orante con Jesús.
Por eso, su invitación de acercarnos a El, para sentir el alivio, el descanso, el sosiego, al estar finalizando el curso (aquí en Europa), cobra más fuerza e intensidad si cabe. Estamos planificando vacaciones, descansos, retiros… y parece que el centro de nuestra vida, al menos en este tiempo de verano, se vaya diluyendo… de ahí la oportunidad de esta lectura evangélica en este preciso momento: ‘venid a mí…’
¡Ojalá sintamos la necesidad de ir con más asiduidad, en estos días en que la actividad habitual disminuye, al encuentro con Jesús para retomar de El las fuerzas, las energías, el vigor necesario para re-emprender con entusiasmo evangélico, con ardor misionero creativo, nuestra misión!
¿Dónde descansar mejor que en Jesús si es El mismo quien nos llama: ‘venid a mí…’, quien está deseando envolvernos con su ternura para aliviar nuestras fatigas?
¿Te animas a acercarte más a El?