¿Lo conozco?

CristoHoy resuenan en mí las palabras de Pedro en el relato de la Pasión de Jesús: ‘No conozco a ese hombre’. Y de alguna manera intuyo lo que figuradamente podían significar; Pedro no conocía a Jesús como El quería darse a conocer: como el Amor absoluto, como el que da la vida por Amor. Pedro no conocía, no era capaz de entender, el alcance y el significado pleno de la vida de Jesús, de cada una de sus palabras, del simbolismo de sus gestos. Pedro conocía al Jesús de los milagros, al de las palabras que encandilaban el alma, al que atraía a las masas; Pedro conocía al Jesús triunfador, transfigurado en el monte Tabor, andando sobre las aguas, calmando la tempestad… Pero Pedro no conocía al Jesús que fue capaz de acoger en sí toda la fragilidad y la miseria humana, para asumirla y redimirla. Pedro no entendía el secreto que encerraban cada uno de sus gestos: el lavatorio de los pies, la última cena, el pan partido y repartido, beber con El la copa de la Alianza…

Y hoy me pregunto qué puedo decir yo, quien es el Jesús que conozco, Aquel al que sigo, Aquel por quien he optado: el Jesús que no compromete, el de los milagros, el Jesús de las palabras amables, el de los gestos espectaculares…; o más bien el Jesús comprometido con los débiles y los pobres, el que gasta y desgasta su vida, el que lo entrega todo, el que no se posee, el que desde la Cruz sigue perdonando y amando, el Jesús que muere por mí…

No es fácil decir: Yo conozco a ese hombre, y decirlo con el corazón, con la vida, con cada palabra y cada gesto. No es fácil decirlo si no lo ponemos todo en juego, si no arriesgamos la vida, si no nos entregamos plenamente. No es fácil decirlo y hacerlo por Amor.
He ahí mi reto para esta Semana Santa; cuestionarme si realmente lo conozco y le sigo.

Adentrándonos

Adentrándonos en el corazón, adentrándonos en las entrañas de la vida, adentrándonos en el paso de Dios por nuestra vida.
Cada día que pasa es una nueva oportunidad para descubrir que Dios está al alcance de nuestra mano, que es El quien guía nuestros pasos, quien deja las huellas grabadas en el camino para que nosotros pisemos seguros.
Cada acontecimiento es un reto que nos lanza hacia lo alto, que nos invita a mirar más allá, a descubrir que hay Alguien que nos está esperando.
Adentro, desde el interior. Adentro, desde la fragilidad de nuestro ser. Adentro, desde la fortaleza que brota de nuestra debilidad. Adentro, desde la mirada ilusionada, desde la sonrisa callada. Adentro, desde la ternura que brota del encuentro.
Adentro, desde el interior. Adentro porque es Dios quien nos habita.

Nuestro espacio

Este blog quiere ser un espacio de encuentro.
Encuentro con cada una de las personas que os acerquéis a él. Encuentro con nosotros mismos. Encuentro con el Otro.
Quiere ser un espacio desde el que hacer brotar lo que anida en nuestro interior.
Un espacio para profundizar en nuestra realidad personal, en nuestro ser criaturas queridas por Dios.
Un espacio donde dejar volar el pensamiento y la razón.
Un espacio en el que prevalezca lo que suscita el corazón.
¿Te adentras conmigo en tu interior?