Recuerdo agradecido

Hoy el recEucuerdo me acerca una vez más a la figura de nuestra Madre Juana María…
¡Qué emoción tan grande sentirías al ver que tus proyectos se iban fraguando! ¡La primera Eucaristía en el Asilo! ¡Las obreras tenían ya su hogar!
Hoy quiero darte las gracias Madre por tu tesón, tu constancia, tu perseverancia… Gracias por fiarte, por confiar, por dejarte llevar de la intuición de tu corazón. Gracias por escuchar la voz de Dios en las voces de las obreras. Gracias porque las ‘otras’, las ‘obreras’, fueron para tí la voz, la mirada, la sonrisa, la presencia del Otro, de Dios.
Entre los pocos recuerdos que tenemos de tí, descubro esta estampa que, quizás, la tuvieras en tu librito de oraciones, quizás, en tu mesa, quizás en tu cuarto… ¡qué importa dónde! lo que importa es que representa a Quien fue el centro de tu vida, hacia el que volvías constantemente tu corazón, tu mirada, tu quehacer. Representa Al que atrapó tu corazón entre sus redes de humilde pescador y quiso que tu prolongarás su tarea, y salieras a bregar cada día al camino de las Moreras, por el que transitaban, cansadas y humilladas, las obreras, y les restañaras su dignidad ofreciéndoles compartir contigo su fatiga.
Hoy, en esta casa, cuyas paredes parecen hablarme de tí, quisiera que todo lo tuyo me impregnara, que tu manera de ser, de actuar, de vivir fuera calando en mi corazón e imprimiendo esa tenue huella que, aunque apenas se percibe en la arena, si la sigues llegas a buen puerto, al puerto más seguro: Dios.

Un año más

Sí, un año más de vida. Un año más que el recuerdo agradecido nos acerca a la figura de la Madre Juana María.
30 y 31 de marzo. Nacimiento y Bautismo: vida y Vida. Vida física y vida espiritual…
En tí, Madre Juana María, ambas van estrecha e indisolublemente unidas, porque tu vida fue una vida desde el Espíritu. Tu espíritu sólo podía vivir conectado al Espíritu de Dios porque era El quien movía tus hilos, por eso en tí vida y Vida fueron tan entrelazadas, tan acompañadas la una de la otra.
Hoy quiero agradecer tu camino, el camino que trazaste en la Iglesia y la sociedad para que otras lo siguiéramos; el camino que unas veces con paso vacilante, otras más decidido, algunas arriesgado, otras tímido, otras… tú sabes bien cómo, nosotras, tus hijas, las Esclavas de María, vamos recorriendo.
Gracias, Madre, por tu Vida.
¡Felicidades! en el nuevo cumpleaños que celebras junto al Padre.

Con gratitud

AzulejosSanta
Con gratitud se eleva en mi alma el recuerdo hacia la Madre Juana María.
Una mujer que entregó su vida: su ser, su tener y su hacer.
Una mujer que solo supo vivir para Dios.
Una mujer a la que hoy, con mis pobres palabras, quiero tributar un homenaje.
Una mujer que supo poner a los demás en el centro de su vida porque Alguien la ‘descentró’, Alguien la polarizó, Alguien se adueñó de ella.
Juana María, tu vida es una continua interpelación en mi caminar.
¡Cuántas veces al recorrer los pasillos de la casa pienso que tus huellas están impresas en ellos! ¡Cuántas veces pienso qué harías tu ante esta u otra situación, que le dirías tu a esta mujer, cómo actuarías con la otra…!
Hoy quiero cantar en tu honor un canto de alabanza a Dios por el don de tu vida… ¡Gracias!